Cómo el mayor bloque político y económico del mundo nació de la cooperación y la búsqueda de la paz
Un continente en ruinas
Tras la Segunda Guerra Mundial, Europa estaba destruida. Ciudades arrasadas, economías colapsadas y millones de personas en la pobreza impulsaron una idea revolucionaria: convertir antiguos enemigos en aliados mediante la cooperación económica.
El nacimiento de una nueva Europa
En 1951, seis países, Francia, Alemania Occidental, Italia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo, firmaron el Tratado de París, que creó la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA).
El éxito de este modelo llevó, en 1957, al Tratado de Roma, origen de la Comunidad Económica Europea (CEE), primer paso hacia la actual Unión Europea.
Expansión y consolidación
En las décadas siguientes, nuevos países se unieron: Reino Unido, Dinamarca e Irlanda en 1973; Grecia, España y Portugal en los años 80, consolidando la democracia en el sur.
La caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría abrieron el camino para la adhesión de Europa Central y del Este.
Instituciones y funcionamiento
Formalizada en 1993 con el Tratado de Maastricht, la UE funciona a través de instituciones clave:
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El Parlamento Europeo, que representa a los ciudadanos.
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El Consejo Europeo, que reúne a los jefes de Estado.
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La Comisión Europea, que ejecuta las políticas.
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El Tribunal de Justicia de la UE, que garantiza la aplicación uniforme de las leyes.
Estas instituciones comparten decisiones que afectan a más de 440 millones de habitantes.
El euro y la integración económica
En 1999 nació el euro, consolidando la unión monetaria. Hoy, 20 de los 27 países usan la moneda única, gestionada por el Banco Central Europeo en Fráncfort.
Desafíos contemporáneos
Crisis migratorias, desigualdades económicas, nacionalismos y el Brexit ponen a prueba la cohesión del bloque, que sigue siendo ejemplo de integración pacífica y democracia.
La Europa actual y su papel global
Más allá de la economía, la UE es hoy un referente en sostenibilidad, diplomacia y derechos humanos, con un papel destacado en el comercio internacional, especialmente con Brasil y América Latina.
Entre ideales y realidad
La construcción europea demuestra que la cooperación es posible incluso después de la guerra. Representa el equilibrio entre soberanía nacional y solidaridad común, clave para el futuro del continente.