Este jueves 16 de octubre, Grecia aprobó una reforma laboral bastante controvertida que permite ampliar la jornada de trabajo hasta 13 horas diarias bajo ciertas condiciones.
La propuesta, defendida por el gobierno conservador del primer ministro Kyriakos Mitsotakis, fue aprobada por mayoría simple y provocó fuertes reacciones de los sindicatos y partidos de la oposición.
La medida surge en medio del aumento del costo de vida y la presión sobre los trabajadores griegos, que ya enfrentan uno de los salarios medios más bajos de la Unión Europea. Para los críticos, la nueva ley representa un retroceso en los derechos laborales conquistados tras la crisis económica que devastó al país entre 2009 y 2018.
Qué cambia con la nueva ley
La reforma autoriza a los empleadores a solicitar hasta 13 horas de trabajo diarias, frente a las actuales ocho, por un máximo de 37 días al año. Según el gobierno, el objetivo es aumentar la flexibilidad del mercado laboral y permitir que las empresas respondan a picos de producción sin recurrir a contrataciones temporales.
El texto también introduce la posibilidad de una semana laboral de cuatro días, siempre que exista un acuerdo previo entre el empleado y el empleador. El Ejecutivo sostiene que esta flexibilidad responde a las necesidades de sectores como el turismo, la tecnología y los servicios, que tienen flujos de trabajo estacionales.
La legislación también incluye disposiciones que protegen a los trabajadores de despido si se niegan a hacer horas extras, aunque los sindicatos afirman que, en la práctica, muchos griegos temen represalias.
Reacciones y protestas
Las centrales sindicales griegas calificaron la aprobación como “un retroceso de medio siglo” y organizaron dos huelgas nacionales en las últimas semanas en protesta. Consideran que la reforma debilita la negociación colectiva y legaliza el exceso de trabajo en un país donde el empleo informal sigue siendo frecuente.
El principal partido de oposición, Syriza, criticó la decisión y afirmó que el gobierno “eligió el lado equivocado de la historia”. La oposición sostiene que, mientras otras naciones europeas discuten la reducción de la jornada laboral, Grecia avanza en la dirección contraria, arriesgando la productividad y el bienestar de la población activa.
Contexto económico
Tras años de austeridad y reformas estructurales impuestas por la Unión Europea, Grecia muestra señales de recuperación: el desempleo cayó al nivel más bajo en más de una década y el PIB crece de forma constante. Sin embargo, los salarios medios siguen siendo bajos y el costo de vida continúa en aumento, especialmente en grandes ciudades como Atenas y Salónica.
Los analistas observan que la nueva ley refleja el intento del gobierno de atraer inversiones extranjeras y modernizar la legislación laboral, pero advierten que podría profundizar las desigualdades y agravar las tensiones sociales.
Un debate europeo sobre el tiempo de trabajo
La decisión griega llega en un momento en que varios países europeos experimentan con modelos de reducción de la jornada laboral sin pérdida de productividad. España, Bélgica e Islandia ya han probado esquemas de semana de cuatro días con resultados positivos en salud mental y desempeño.
En este contexto, la elección de Grecia de ampliar la carga horaria se considera contracorriente. Para muchos economistas, el desafío será equilibrar la competitividad y la calidad de vida sin revivir las tensiones sociales que marcaron la última década.