Suiza intensifica su participación en la agenda climática brasileña al anunciar su apoyo a la preservación de la Amazonía y a la realización de la COP30, que tendrá lugar en Belém, estado de Pará. En septiembre de 2023, el gobierno suizo formalizó una donación de 5 millones de francos suizos (aproximadamente 5,4 millones de dólares) al Fondo Amazónico, administrado por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), para apoyar acciones de prevención, monitoreo y combate a la deforestación.
Además, Suiza participa en otros mecanismos multilaterales de financiamiento en el bioma amazónico, reforzando la cooperación con comunidades tradicionales, la investigación y la bioeconomía.
Road to Belém y pabellón en el Museo Goeldi
Paralelamente al aporte financiero, Suiza lanzó el programa Road to Belém, bajo la coordinación de la Embajada de Suiza en Brasil y en asociación con entidades como Swissnex in Brazil, con el objetivo de consolidar su presencia en la COP30 y colaborar en ciencia, innovación y diplomacia climática.
Dentro de este programa se inaugurará el pabellón Planetary Embassy en el Parque Zoobotánico del Museo Paraense Emílio Goeldi, en Belém. El espacio funcionará durante la COP30 como una “embajada planetaria” para reunir a científicos, representantes de comunidades amazónicas, y emprendedores suizos y brasileños en torno a temas de diplomacia planetaria, conocimiento tradicional e innovación sostenible.
Integración entre ciencia, pueblos tradicionales y biodiversidad
El pabellón y la cooperación suiza destacan el diálogo entre los saberes indígenas, las comunidades locales y la investigación científica, uniendo el bioma amazónico con la experiencia suiza en innovación y diplomacia. Suiza busca posicionarse como mediadora y socia, no solo como financiadora.
El Museo Goeldi también prepara una amplia programación para la COP30, con exposiciones, mesas redondas, talleres y eventos que movilizan ciencia, arte y educación ambiental.
Implicaciones y desafíos
Este movimiento de Suiza representa una apuesta estratégica para reforzar su imagen internacional como actor climático, ampliar la cooperación bilateral con Brasil y posicionar la Amazonía como eje de la diplomacia ambiental global.
Por otro lado, existen desafíos operativos y simbólicos, como garantizar que los recursos lleguen a proyectos de base, comunidades tradicionales e iniciativas de conservación. Críticas anteriores apuntaron a la burocracia y a la distribución desigual en el Fondo Amazónico.
Otro desafío es equilibrar el tono diplomático con el respeto a la autonomía brasileña y a los actores locales, evitando una relación meramente financiera o asistencialista. También será fundamental transformar el pabellón y las iniciativas en un legado duradero, con resultados concretos en conservación, monitoreo y bioeconomía.
